Las alfombras de la marca sueca Pappelina, de la diseñadora Lina Rickardsson, están realizadas, aunque parezca sorprendente, en plástico.
Se trata de alfombras realizadas de forma artesanal, según la antigua tradición de Dalarma (Suecia), localidad natal de la diseñadora, aunque utilizando maquinaria moderna.
Estas alfombras se adaptan a cualquier espacio, tanto para exterior (jardín) como interior (cocina, pasillo…), siendo perfectas para las habitaciones de los niños que podrán jugar sobre ellas, marcharlas y con solo pasarle un paño, quedarán como nuevas.
A pesar de ser alfombras de plástico, tienen un tacto suave, debido a su complejo proceso de fabricación. Así mismo son duraderas, higiénicas, de fácil mantenimiento y no se deterioran con la luz solar. Se pueden lavar a mano o a máquina.
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