En una escalera de caracol, los peldaños giran en torno a un eje central y tienen forma de cuña.
Existen modelos con un diámetro mini, desde 1,10 m, hasta diseños con una gran holgura y mayor espacio de caja. Escalera diseñada por el estudio de arquitectura de Manuel de Miguel Muñoz, con pasamanos de tubo, peldaños de chapa y madera de roble (4.850 e aprox.). Firmas como Maydisa y Rintal tienen una gran variedad de modelos prefabricados.
Una escalera helicoidal forma una espiral más abierta que una de caracol, ya que no hay un eje central.
Tiene más holgura de paso, y aunque su caja —el espacio que ocupa en la vivienda— es mayor, ofrece un gran potencial decorativo. En esta escalera helicoidal adosada a la pared, se colocaron en la planta baja bambúes, pero otra opción es decorar desde arriba, por ejemplo, con una lámpara suspendida, con diseño en cascada, que ilumine toda la escalera. Bambú, de Verdecora. Maceteros, de Los Peñotes
Espacio de almacén.
El hueco debajo de la escalera es perfecto para realizar un armario y rentabilizar ese espacio, pero conviene plantearlo como un único diseño. En este ambiente, entonan las puertas del armario, las paredes y los peldaños, cubiertos con una moqueta, de KP; mientras que la barandilla y el zócalo de la escalera se laquearon en blanco, igual que la puerta de entrada. Decoración de Ricardo de la Torre.
Liviana y transparente.
Los materiales y el diseño de esta escalera, con huecos entre sus peldaños, la convierten en un elemento liviano visualmente.
La clave es el diseño depurado de la estructura y el pasamanos, ambos en acero, pero, sobre todo, la barandilla de cristal de seguridad, que permite el paso de la luz, crea sensación de más amplitud visual y no oculta las paredes de ladrillo. Escalera diseñada por el arquitecto Jorge Juan Rodríguez Zambrano
Diseño funcional.
Con zócalo y moqueta.
Peldaños y barandilla no lo son todo; hay otros elementos importantes: la resistencia de los materiales y la seguridad. En esta escalera de dos tramos, el zócalo blanco decora, pero además, multiplica la luz, mejora la visibilidad y, por tanto, la seguridad. Los peldaños se cubrieron con fibra natural antideslizante, de la firma KP (120 €/m2). Decoración, de Ricardo de la Torre; barandilla y zócalo.
Barandilla de acero.
En una decoración actual, la tendencia es depurar al máximo el diseño de la escalera, conseguir que sea liviana, aligerar peldaños o barandilla. En este diseño, se optó por una barandilla de dos o tres cables de acero, en lugar de numerosos balaustres. Con ellos, la seguridad está garantizada y el espacio no se recarga. Escalera del arquitecto Carlos Paja, realizada en madera de castaño; constructor, José Fernández.
Clásica renovada.
En las escaleras realizadas a medida se pueden incluir cambios en el diseño para conseguir un modelo exclusivo con gran valor decorativo. En este caso, la barandilla tiene un diseño clásico con balaustres, hasta el final o desembarco. Al llegar a la planta superior, los balaustres se hacen más cortos y se van colocando en horizontal y vertical formando una moderna composición. Escalera diseñada por Sofía Pernas y Micaela Neira.
Medidas ideales.
En peldaños se recomienda un ancho máximo de 1,20 m y un mínimo de 60; con un fondo de 27 a 30 cm para la pisada. Para que sea cómoda, se aconsejan no más de 15 peldaños por tramo y una barandilla de 80 a 85 cm; y por seguridad, buena iluminación. Conviene instalar conmutadores en el arranque y final de la escalera, para apagar desde cualquier punto y mecanismos que apaguen la luz, si no detectan presencia. Interiorismo, de Íñigo Echave
En espacios mini.
La escalera de la imagen tiene peldaños de huella alterna: un escalón es ancho en la mitad derecha, y el siguiente, a la izquierda. Este tipo de escaleras es la solución cuando escasean los metros, ya que apenas necesita espacio. La escalera de la imagen está realizada a medida, pero existen otras similares prefabricadas, como los modelos Mini Plus, de la firma Rintal, y Karina, de Arké. Interiorismo, de Anna Mercadé.
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